lunes, 31 de diciembre de 2012

Roma, elección del equipo fotográfico

Durante mis años como profesor de fotografía, uno de los temas que más preocupa e interesa a muchos de los alumnos es el equipo a utilizar, sobre todo lo referente a la elección de los objetivos. A día de hoy todavía recibo alguna que otra consulta sobre este tema. En algunas de las anteriores entradas ya comento un poco el equipo que suelo utilizar, esta vez se trata de justificar el por qué elijo lo que elijo y no otra cosa.

Aprovecharé las fotos de un reciente viaje que hice a Roma para hablar de ello. Para este viaje, como en los últimos realizados, el equipo fotográfico fue la Nikon D700 con ópticas de 20mm, 28mm y un zoom 75-150mm, así como la Fuji X-100 con su óptica de 24mm, equivalente a un 35mm en paso universal.

Nota: voy a hablar siempre de focales expresadas para paso universal, es decir, las focales de toda la vida usadas con carretes de 35mm. Para los que todavía se lían un poco con esto de las focales y las cámara digitales, os pongo un sencillo cuadro a modo de ejemplo.



Cuando empecé con esto de la fotografía, lo que siempre me trajo de cabeza, como a la mayoría, fue la elección de las ópticas. El problema es que siempre lo queremos todo (amplio rango de focales, calidad óptica, poco peso, tamaño contenido, luminosidad, etc.) y tener todo eso a la vez, sencillamente, no es posible.

Arco de Septimio Severo. DF 20mm.

Foro romano. DF 20mm.


En principio cada fotógrafo tiene su propio punto de vista de la imagen, es decir, acabamos teniendo un lenguaje propio. Y en esto juega un papel importante la distancia focal utilizada. 

Algo que mucha gente tarda en comprender es que no hace falta disponer de todas las distancias focales para conseguir estupendas fotos, ni mucho menos para llegar a ser un gran fotógrafo. Por poner un ejemplo, el gran Cartier-Bresson utilizó casi en exclusiva una óptica de 50mm. Alguno puede pensar que en aquella época tampoco habría tanto equipo para elegir como lo hay hoy en día, pero no se trata de eso, se trata de tener una filosofía de trabajo y en su caso se trataba de llevar un equipo ligero y compacto para pasar desapercibido y una focal que le permitiera mostrar el mundo tal cual, sin los adornos que producen algunas focales (distorsiones, planos comprimidos, sensación de lejanía o proximidad, etc.) por lo que eligió el objetivo de 50mm. 

De eso se trata al elegir el equipo, de identificar nuestra forma de trabajar con el tipo de imágenes que nos gusta hacer.

Puente sobre el rio Tiber, con la cúpula del Vaticano al fondo. DF 135mm.

Plaza de España. DF 20mm.


Ha medida que pasaba el tiempo y hacía cada dia más y más fotos, en seguida me di cuenta de que el gran angular era la focal que más utilizaba, por lo que mi filosofía es sencilla: "Si la gran mayoría de fotos las saco con angular, porque no utilizar las mejores ópticas angulares?"

Pl. Navona. DF 20mm.

Castillo de San'Angelo. DF 28mm.


Todos sabemos, que si queremos ópticas de calidad, o bien elegimos zooms de gran tamaño, peso y precio desorbitado, o bien nos decantamos por ópticas de focal fija, más pequeñas, manejables y luminosas.
En mi caso, ya que el peso y volumen del equipo son factores cruciales, la elección hacia los objetivos de focal fija fue clara. De entre ellos mi preferido es el 28mm, por lo que con el tiempo acabé encontrando uno de los mejores el Nikkor AI-S 28mm ƒ/2,8.

Nota: durante un tiempo usé mucho la focal de 24mm pero me decanté por la de 28mm ya que el primero transmite demasiada sensación de lejanía de los fondos, además de tener también demasiada distorsión. La focal de 35mm también es una de mis preferidas, pero de momento me quedo sólo con el fijo de 28mm, ya veremos luego por qué.


Tomas nocturnas del Coliseum y Foro romano, ambas a 28mm. 


Para las ocasiones en las que el 28mm no puede abarcar toda la imagen deseada, entonces uso un 20mm. Suelen ser interiores, espacios pequeños o lugares con espacio limitado donde no puedo separarme para encuadrar toda la escena.

La focal de 20mm me permitió acercarme lo suficiente para dejar fuera de encuadre
 al resto de gente que como yo estábamos observando la escena.

Lo mismo ocurre con esta imagen de la Fontana di Trevi, donde hay que acercarse 
para que no salga toda la gente que se encuentra allí y claro si nos hacercamos
 con un angular normalito no sacaremos nada!

El 20mm es también apropiado para incluir gente en los encuadres,
como en este otro ejemplo también de la Fontana.


Callejeando por las estrechas calles romanas nos damos cuenta de la utilidad del 
20mm, donde de otro modo nos quedaríamos con encuadres demasiado cerrados.


Otra focal muy utilizada en mi caso es la de 35mm. Antes comentaba que no llevo ningún objetivo de esta focal para mi reflex. En realidad esta focal la obtengo con una segunda cámara, en esta caso la Fuji X-100 y su estupenda óptica fija de 24mm ƒ/2. Al ser una cámara de formato AP-S ya hemos visto antes que esos 24mm se transforman en una focal de 35mm de paso universal.

Tengo varias razones por las que llevar una segunda cámara como esta:
- Ahorramos en cambios de objetivos.
- Llevaremos un angular siempre a punto en el caso de llevar la reflex con el teleobjetivo.
- La Fuji es ultrasilenciosa y podemos pasar fácilmente desapercibidos en muchas ocasiones en las que llamaríamos la atención con la Nikon.
- En ocasiones en las que quiero ir "sin cámara" voy solo con la Fuji (una focal de 35mm da para mucho...). Además en invierno puedes llevarla bajo la chaqueta, ya que apenas abulta.
- Y por si fuera poco saca unos JPEG's excelentes, por lo que me ahorro el trabajo de revelar los RAW's.

La verdad es que entre la X-100 y la D700, no podemos hablar de cámara principal y secundaria, sino que ambas son principales.


Imágenes del Castillo de San'Angelo tomadas con la Fuji X-100.


El resto de focales que también utilizo, aunque en menor medida, son las ofrecidas por los teleobjetivos. Son focales a las que no quiero renunciar, a pesar de no usarlas demasiado, ya que algunas de mis mejores fotos de siempre están tomadas con algún tele. De entre ellas, prefiero los teles cortos y medio largos (70mm, 85mm, 105mm y 135mm).
En este caso, por experiencia, sé que no hay una focal que prevalezca sobre las demás, por este motivo para las focales largas me decanté por un zoom. Ya que además, al no ser focales tan usadas como las angulares, tampoco necesito tanta calidad de imagen.
Después de probar varios objetivos durante muchos años, mi elección actual es el Nikkor 75-150 ƒ/3,5 de enfoque manual y con una calidad óptica más que aceptable. Es bastante ligero y compacto, además, su luminosidad no varía en todo el rango de focales y un ƒ/3,5 tampoco está nada mal! De todas formas, para el tipo de fotografía que hago, tampoco necesito teleobjetivos luminosos, ya que en fotografía paisajística predominan sobre todo las aberturas pequeñas.

Vista del Foro romano con el 75-150mm a 135mm.

Panorámica de Roma con el zoom a 75mm.